Gipuzko Buru Batzarra
Berriak
Un Buen Gobierno para Gipuzkoa
Imanol Lasa
Es evidente que hoy en día gran parte de nuestra sociedad observa con desconfianza la política, y la percibe como algo lejano. Se trata de un problema del que debemos ser conscientes, pero también debemos tener en cuenta que Euskadi, afortunadamente, cuenta una cultura democrática sólida y afianzada a lo largo de muchos años de historia. No es casualidad que nuestras administraciones estén muy por encima de las estatales en aceptación, tal y como lo demuestra una vez más, el último Sociómetro Vasco. Las instituciones vascas han sido capaces de generar una relación con la ciudadanía basada en la confianza, la participación y la cooperación. Esa relación se ha gestado porque nuestro país ha sabido desarrollar un modelo de gestión propio, basado en la transparencia, la cercanía y la eficacia. Ha apostado por una gobernanza basada en los principios del buen gobierno, hasta el punto de convertirlos en su seña de identidad. Nuestras adiministraciones, aún con sus lógicos vaivenes, han sido el reflejo fiel de una sociedad basada en la honestidad y el trabajo en equipo. Sin embargo, creemos que es momento de ir más allá y dar un salto cualitativo en materia de Buen Gobierno en Gipuzkoa. Reactivar la confianza de la ciudadanía hacía la administración pública y lograr que se sienta orgullosa de la misma es la mejor manera de hacer frente a la crisis y a nuestro futuro. Problemas compartidos exigen soluciones compartidas.
Gipuzkoa cuenta con todos los ingredientes para ser un referente en esta materia. Contamos con un tejido social activo y una red de asociacionismo modélica. Si hoy en día disponemos de una infraestructura industrial sólida, de un sistema de bienestar y atención social referente para muchos, o de unos centros educativos modernos, por citar algunos ejemplos, ha sido porque nuestra sociedad ha tenido un fuerte sentido de la comunidad y no ha delegado en otros la solución de sus problemas ni su progreso. Y también porque nuestras administraciones han sabido acompañar y canalizar todo ese movimiento y remar en la misma dirección.
También en un plano más reciente, nuestras instituciones han sido pioneras en la puesta en marcha de programas y normativas sobre el Buen Gobierno y la apuesta por una nueva cultura política más participativa, eficaz y cercana. Así lo demuestra la trayectoria recorrida por la anterior Diputación gobernada por Markel Olano, en la que se aprobó la Norma Foral y la puesta en marcha de la oficina de Participación ciudadana, junto a otros hitos como los programas Parte Hartzea Landuz e Ikasi Parte Hartzen, , Gipuzkoa Eraikitzen, Gipuzkoako Foru Aldundia Zure Herrian o el programa Kudeatuz. Contamos con la ventaja de que gran parte de ese camino hacia una administración más permeable está ya recorrido. Lo hemos demostrado con hechos.
El compromiso de nuestro partido consiste en seguir trabajando y avanzando hacia una sociedad democráticamente más avanzada. Debemos conseguir que la ciudadanía sea protagonista principal a la hora de diseñar y aplicar las políticas, pero también a la hora de evaluarlas. Debemos apostar por la colaboración entre administraciones, sector privado y agentes sociales, fomentando la corresponsabilidad. Debemos gobernar y gestionar con planes, objetivos y compromisos concretos, velando por el comportamiento ético de los gestores públicos, garantizando una administración agil, desburocratizada, transparente y atenta a las demandas de la ciudadanía. Atender a los demás comienza por prestar atención. Escuchar no es oir. Hablamos de una escucha activa y proactiva.
Hoy, resulta más necesario que nunca apostar por estos principios del Buen Gobierno, ya que lamentablemente en esta última legislatura la Diputación y la mayoría de los ayuntamientos han tomado la dirección opuesta. Han sido tres años de absoluta inoperancia en la gestión, caracterizados por la improvisación y la ausencia de estrategias, objetivos y planes concretos. Bildu no ha querido conocer las necesidades reales de la sociedad de Gipuzkoa y ha gobernado a espaldas de la misma, utilizado las instituciones para defender sus intereses particulares, con una desconfianza evidente hacia todo lo que no es izquierda abertzale. Un estilo de gobierno que ha provocado un enorme descontento en muchos sectores de la sociedad.
Bildu ha dejado claro que concibe la administración como una mera herramienta, una más, para la “lucha institucional”. Su gestión viene marcada por la improvisación, la imposición y el oscurantismo. Un Gobierno sin Programa, sin Plan de Gestión, y sin prioridades claras. Liderado por un Diputado General que ha dicho públicamente que los planes anticrisis no sirven para nada. Han obstaculizado las consultas populares, salvo las que les convienen -Igeldo-, ocultan información sobre sociedadades públicas que ellos gestionan y no responden a las preguntas realizadas por el resto de partidos en las Juntas Generales. Para Bildu, la pluralidad política y social es un obstáculo a derribar. Una molestia incómoda.
Nuestro partido, al contrario, está firmemente convencido de que el futuro de Gipuzkoa, la lucha contra la crisis y la regeneración del sistema democrático no se pueden articular sobre la base de la desconfianza. Nuestro modelo no es ir contra el resto y derribar sus proyectos, sino hacer entre todos. Hacer, y no decir. Se avanza no a través de la lucha y el enfrentamiento mutuos, sino construyendo puentes y sumando esfuerzos. Si queremos que los ciudadanos y ciudadanas confíen en nosotros, debemos ser capaces de ofrecer precisamente confianza, seguridad, seriedad y fortaleza. Para construir un pueblo en paz, moderno, avanzado, progresista y dueño de si mismo, todas las administraciones vascas deberán dar pasos significativos hacia el Buen Gobierno. Es el compromiso con el que presentamos nuestro proyecto Gipuzkoa 2015. Estamos prest.
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