En las elecciones municipales de mayo de 2023 EAJ-PNV de Hondarribia quedó a 48 votos de ser primera fuerza en el municipio. La ciudadanía hondarribitarra optó por una mayoría absoluta representada por Abotsanitz y Euskal Herria Bildu, situando a EAJ-PNV como principal grupo de la oposición para este mandato. Han pasado ya doce meses y es momento de hacer balance.

Durante todo este año EAJ-PNV ha ejercido una oposición constructiva basada en el respeto y en la responsabilidad. Una actitud colaborativa en todo aquello que supone mejoría y prosperidad para los y las hondarribitarras, y una actitud crítica en otras muchas iniciativas que no hemos compartido ni seguimos compartiendo. No hemos votado en contra de ninguna decisión que sea buena para Hondarribia. Esta ha sido nuestra aportación para rebajar el clima de tensión social que se había generado en nuestro municipio durante los últimos años. Hemos superado la época de los fakes y hasta el Tribunal Supremo ha constatado que las acusaciones de Abotsanitz y Bildu al gobierno del PNV resultaron falsas.

Y, ¿qué ha sucedido durante este primer año en el Ayuntamiento y en Hondarribia?

Los únicos avances que se han logrado han sido por la ejecución de los proyectos e iniciativas que el gobierno del PNV dejó encaminados: los procesos de estabilización del personal municipal, la finalización de Kalez-Kale en Sabino Arana, la renovación del puente de San Nikolas, la reurbanización del espacio en Amute 29, la programación cultural y de fiestas o el inicio de la construcción de viviendas públicas en Biteri. Todos estos proyectos, entre otros muchos, se quedaron como herencia para el nuevo gobierno y nos alegramos de que se hayan ejecutado.

Sin embargo, a pesar de que Abotsanitz y Bildu disponen de más recursos económicos (mayor presupuesto de la historia) y de más personal técnico trabajando en el Ayuntamiento, hay temas que han sufrido una importante parálisis: la tramitación del PGOU, la obra de Santiago Kalea, la reurbanización de Arrantzale Auzoa, la renovación del nuevo espacio en Muliate para los Servicios sociales o la obra de Saindua Gaztelekua (que avanza con muchísimo retraso). Los principales problemas que estaban detectados no sólo no se han solucionado, sino que han empeorado. El resultado: un año de inacción en la gestión que supone un retroceso importante para Hondarribia.

Después de un año del gobierno Abotsanitz y EH Bildu destacamos cuatro aspectos que muestran un estilo populista y de permanente engaño a la ciudadanía

La varita mágica que exhibían Abotsanitz y Bildu en la oposición se ha quedado sin efecto

Las fáciles soluciones que tenían para la vivienda, el polideportivo, las contrataciones públicas, el aparcamiento, el Kasino Zaharra, la diversificación económica o el barrio de Mendelu no se han llevado a la práctica.

Intensas campañas de comunicación reclamaban, desde la oposición, el derecho a vivir y trabajar en Hondarribia. Se prometían soluciones que hoy no existen.

Un año sin ningún tipo de avance en el PGOU supone paralización en vivienda, en aparcamiento, en nuevos espacios de desarrollo económico. Tampoco se han municipalizado todos los servicios contratados como exigían y prometían en la oposición. Este gobierno ha seguido licitando servicios con empresas y se encuentra con una huelga de las trabajadoras del servicio de Ayuda a domicilio, sin haber resuelto aún la situación del servicio de jardinería tras haber vendido un cierre en falso de subidas salariales del 20%.

Se desconoce, asimismo, cualquier avance del Campus Tecnológico en Hondarribia. Una oportunidad histórica para la ciudad que puede peligrar por la falta de acción.

Un gobierno que ha tapado el coste salarial de sus cargos políticos y de confianza

El descenso salarial inicial del alcalde sirvió de cortina de humo para tapar lo que a día de hoy sucede. Este gobierno le cuesta más dinero al Ayuntamiento y a los hondarribitarras que el anterior. Mismo número de concejales liberados y mismo número de personal de confianza, pero unos salarios en su conjunto superiores. El alcalde y Abotsanitz anunciaron abiertamente que el alcalde se bajaba el sueldo un 20% respecto al anterior. Lo que no han comunicado a la ciudadanía es que la suma de los sueldos del gobierno, con sus dos cargos de confianza, es mayor que el del mandato anterior. Sin duda, un gran ejercicio de transparencia en la comunicación.

Una ciudad voluntaria y permisivamente descuidada

Existe preocupación por la dejación y por la permisividad en la proliferación de pancartas, carteles y pintadas. La imagen de la ciudad no la podemos poner en juego. No se trata sólo de activar de forma reactiva a los servicios de limpieza de manera periódica, sino de ser contundentes y críticos con quienes cometen estas fechorías. Entendemos que la actitud permisiva del gobierno municipal está alentando acciones incívicas de algunos grupos y personas, suponiendo un coste permanente que asume la ciudadanía.

Bajo la excusa de una supuesta “libertad de expresión”, el gobierno de Abotsanitz y Bildu está tratando de que Hondarribia se asemeje a las ciudades y pueblos característicos donde gobierna históricamente la Izquierda Abertzale. Una ciudad plagada de pancartas, de carteles en el mobiliario urbano, en escaparates cerrados… Empezando por lo ocurrido el pasado verano en el estanque de Lera, las pintadas que dan la bienvenida a la ciudad en fachadas e incluso en paredes de nuestro patrimonio histórico. La imagen no lo es todo, pero es relevante en la definición del modelo de ciudad que cada grupo político defiende.

La comunicación y la transparencia

El hecho de comunicar más eventos, acciones o noticias no es sinónimo de ser más transparente. No es más transparente contar muchas cosas bonitas a la ciudadanía, sino contar también la situación de las cosas serias e importantes que afectan a las personas.

El exceso de comunicación no debería nunca cubrir el espacio de la falta de gestión en los asuntos importantes que van a condicionar el futuro de la ciudad.

Y vemos con preocupación cómo este gobierno municipal traslada, a través de la comunicación, la sensación de que hace muchas cosas, cuando en realidad está dejando de gestionar asuntos de vital importancia para Hondarribia.