No obstante, nos sentimos en la obligación de manifestar ante el pueblo nuestra preocupación por lo que sucedió el miércoles en el frontón Beti-Alai.

Consideramos muy grave lo acontecido, porque en el acto más genuinamente baserritarra, la subasta de queso, el Ayuntamiento impuso descaradamente la mordaza a los ganaderos de Aralar. Eso fue lo que hizo el alcalde cuando ordenó la retirada de las pancartas colocadas para denunciar ante el pueblo sobre los problemas que tienen por la actitud de las autoridades de la Mancomunidad de Enirio-Aralar.

Es grave, porque al frente de la Mancomunidad de Enirio-Aralar se encuentra ese mismo alcalde de EHBildu que ordenó retirar las pancartas de las y los ganaderos. Este es un claro ejemplo de la incapacidad del mandatario de EHBildu para asumir la más mínima crítica.

Es grave, porque la orden de retirar las pancartas no se dio a la Policía Municipal, sino que se recurrió a jóvenes voluntarios que realizaban tareas de montaje para imponer la censura al malestar de las y los ganaderos. Se encomendó a esos jóvenes una tarea que no les correspondía.

Es grave, por la diferente vara de medir que utiliza el Ayuntamiento de EH Bildu en un mismo lugar y en un mismo momento: mientras hacía retirar las pancartas de las y los ganaderos, no tenía el más mínimo reparo en poner la alfombra roja a las personas que portaban pancartas a favor de los presos interrumpiendo el trabajo del jurado.

Y también es grave porque en Ordizia estamos acostumbrados -qué remedio- a ver carteles y pancartas por todas partes -quizás, porque, habitualmente, los carteles son más del gusto de las y los dirigentes de EH Bildu-.