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El 74,5% de residentes y familiares de las residencias de Gipuzkoa valoran positivamente la calidad de los cuidados durante la pandemia
La Diputación Foral de Gipuzkoa ha presentado los resultados de la evaluación realizada en las residencias de personas mayores del territorio, con el objetivo de medir la calidad de la atención, así como el impacto de la COVID-19.Esta mañana la diputada de Políticas Sociales, Maite Peña, ha presentado en rueda de prensa los resultados del proceso evaluador realizado en las residencias de personas mayores de Gipuzkoa, con un triple objetivo, medir la calidad de los cuidados, el impacto de la COVID-19, así como evaluar la capacidad de innovación de los centros. La diputada, que ha estado acompañada por los expertos y autores del estudio, Javier Castro y Álex Gómez, ha resaltado que el 74,5% de los residentes y familiares de las residencias de Gipuzkoa se pronuncia favorablemente sobre la calidad de la atención y de los cuidados que reciben las personas mayores; siendo las propias personas mayores las que mejor han valorado la atención que reciben (77,2%), seguidas de las familias (73,5%) y profesionales (62,7%).
Tras enviar la invitación a participar en el estudio a la totalidad de la red, han participado un total 2.026 personas, entre residentes, familiares y personas trabajadoras (247, 660 y 1.119, respectivamente), entre los meses de junio y julio. Maite Peña ha valorado muy positivamente el nivel de participación, así como las conclusiones extraídas: “Más de 2.000 personas de la red han respondido a la encuesta, y 112 han participado en los 14 talleres de contraste organizados para profundizar en sus respuestas, propuestas y opiniones”. Se trata de un estudio que combina técnicas cuantitativas y cualitativas, “lo cual nos permite obtener una perspectiva de 360º”.
La diputada ha señalado que para seguir avanzando y mejorando es “imprescindible” conocer la realidad de la que partimos. Con el objetivo de transitar los cuidados de larga duración hacia una atención cada vez más personalizada y en el marco de la Agenda 20>30, Peña ha señalado que “hemos creado una red de participación y evaluación, una herramienta muy eficaz para seguir diseñando las políticas sociales de futuro”. Se trata de un estudio de evaluación que se repetirá cada año, “de tal manera que sistematizamos la participación de las personas usuarias, familiares y profesionales, damos un salto cualitativo muy importante, y afianzamos una red de evaluación muy valiosa que funcionará como un prescriptor de recomendaciones para diseñar las residencias del futuro”.
Como conclusión general, y en base a los resultados obtenidos, el estudio avanza alguno de los ejes de transición hacia los modelos residenciales de futuro. Esta parte del estudio, tal y como ha afirmado Peña, será “contrastada, compartida y completada”, con las personas y grupos que han participado en él; y una vez consensuada la hoja de ruta, se darán a conocer los próximos pasos.
Así, el estudio recomienda que las residencias del futuro deben de ser desarrolladas con un enfoque estratégico y participativo, y que debe organizar los servicios y los espacios sobre la base de un nuevo modelo de cuidados. Además, después del contraste y la recogida de opiniones de las personas que han participado en el estudio, se concluye que las residencias del futuro se deben organizar en torno a las siguientes características: espacios adaptables según las necesidades, mayoritariamente en habitaciones individuales, sobre unos cuidados personalizados, en centros con enfoques inclusivos y comunitarios, que sean sostenibles y eficientes medioambientalmente, y como espacios que aúnen todo el ecosistema de servicios necesarios.
Resultado generales
Las personas residentes son las que mejor han valorado la atención que reciben (77,2%), y también las que mejor valoración hacen de la gestión de la COVID-19 (78,1%), seguidas de las familias (73,5% y 66,1%) y profesionales (62,7% y 59,2%).
La gestión de la COVID-19
El 78,1% de las personas residentes, el 66,1% de las familias y el 59,2% de las profesionales hacen una valoración positiva de la respuesta que se le ha dado a la crisis de la COVID-19. Entre los aspectos consultados, los sistemas de vigilancia de la COVID-19, las medidas de prevención, la comunicación con las familias y el régimen de visitas y salidas, han sido las cuestiones mejora valoradas; frente a la claridad de protocolos y la disponibilidad de personal, que han sido los aspectos peor valorados. La valoración promedia ha sido mayoritariamente positiva, el 63,7% de las personas consultadas así lo ha considerado.
Las cuestiones referentes a la reputación, la comunicación o el reconocimiento al trabajo realizado, han sido cuestiones que se han trabajado más a fondo en los talleres de contraste. De tal manera que los resultados del estudio sugieren que el tratamiento de la gestión de la COVID-19 realizada en los medios de comunicación ha generado una crisis reputacional de los centros residenciales, no afectando solo a la imagen de los centros, sino también a la de los profesionales.
La calidad de los cuidados
El 69,3% de las personas que han participado en el estudio hacen una valoración positiva sobre la calidad de la atención prestada y recibida. El 77,2% de las personas residentes lo valora positivamente, el 73,5 de las familias también, así como el 62,7% de las personas profesionales.
El 77,3% de los residentes y el 76,1% de las familias valora positivamente el bienestar material que ofrecen los centros; así como el 83,4% de los residentes y el 78,9% de las familias valoran positivamente el bienestar físico. Los aspectos mejor valorados son la atención médica y de enfermería, el empoderamiento de las personas mayores, el mantenimiento de los centros, la intimidad, delicadeza y empatía, la limpieza, la flexibilidad y adaptabilidad, la atención digna y los espacios de uso privativo. Los puntos críticos en estos niveles de atención son la necesidad de mejorar los servicios ligados al estímulo de la capacidad funcional, la alimentación y la lavandería.
Por otra parte, el 72,6% de los residentes y el 67,5% de las familias valora positivamente el bienestar psicosocial que ofrecen los centros. Los aspectos mejor valorados son la sensación de utilidad, la escucha activa y la convivencia entre iguales, mientras que los puntos críticos en este nivel de la atención son la necesidad de mejorar los servicios ligados a las actividades estimulantes durante el día, el respeto a la libre elección y la participación activa en el diseño de los Planes de Actividad Individualizada.
Capacidad de innovación
El estudio centra su último apartado en las capacidades de innovación para la mejora de la atención y de los cuidados. Los resultados obtenidos en los cuestionarios, indican que aproximadamente la mitad de los centros residenciales (49%) realizan algún tipo de innovación, entre las que destaca la inclusión de tecnologías para la comunicación con las familias. En cambio, la percepción sobre la innovación difiere entre las personas profesionales (61,3%) y las familias (33,7%), es decir, las familias perciben menos las innovaciones y cambios impulsados por los centros residenciales.
Las ratios frente a la calidad y la personalización
El estudio ha constatado dos “hallazgos significativos” que hacen referencia a la relación que existe entre las ratios y la calidad de los cuidados, y las ratios y la personalización de los cuidados. Existen diferencias entre la percepción sobre las dotaciones de personal y la atención que se presta, y sugiere que existe un desajuste real y experiencial sobre cómo se comprende la relación entre ratios y calidad, y ratios y personalización. Mientras que la visión más difundida sobre las ratios de personal sugiere que cuanto mayor es la ratio, mayor es la calidad. Los datos obtenidos muestran que, a pesar de una teórica insuficiencia de ratios, la calidad de la atención es satisfactoria para residentes, familiares y profesionales. Esto permite afirmar que se está frente a una paradoja.
Además, en la relación entre la valoración positiva de las ratios y las áreas de mejora de futuro, se observa que el elemento de las ratios emerge como la última de las áreas de mejora, mientras que las principales se refieren al impulso del modelo de gestión más ecológico, a fortalecer los derechos de las personas residentes, así como el fortalecimiento de la comunicación con las familias. Lo que expresa que estamos ante otra paradoja.
Ya que existen opiniones y percepciones heterogéneas al respecto, el estudio afirma que es necesario explorar de manera empírica y con indicadores objetivos la relación entre ratios de personal y calidad y personalización del cuidado, para obtener una imagen clara y objetiva sobre estas relaciones. Por eso se aconseja que la discusión de las ratios se haga desde una perspectiva estratégica que dé respuesta a cuestiones como la especialización, la combinación de perfiles de dependencia o la distribución modular de los centros.
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